miércoles, 18 de marzo de 2009

Fantasma

La palabra fantasma pasó del griego al latín y de ahí nos llegó a nosotros. Yo, sin embargo, vengo de otra casa a esta y de ahí le llegué a mi fantasma. El diccionario dice que hay varios tipos de fantasmas, acepciones que dependen más de quien avista a la persona (sobre)natural que a la esencia misma del fenómeno. Según los tratadistas de la lengua, tenemos como fantasmas los que quedan impresos en la fantasía; los que son visiones quiméricas en las figuraciones de la imaginación y, finalmente, los que son imágenes de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos.

Fernando Pessoa en una íntima conversación con Ricardo Reis le explicó que después de muertos las personas se quedan nueve meses en la tierra porque ese es el tiempo que nos toma (a los vivos) olvidar a los muertos. Que al recuerdo le toma el mismo tiempo desvanecerse que lo que nos tomó a nosotros llegar a nacer. Algo similar aprendió el Dr. Pincus aunque de una manera un poco más atropellada. Este supo que los que por ahí rondaban algo tenían pendiente que no los deja descansar en paz.

Lo que preocupa de esto es que no se si es una fantasía, si es una visión quimérica en las figuraciones de mi imaginación o si es la imagen de una persona muerta que se me aparece, a mi, que estoy vivo. No se si hacer como Silvio y hablarle a mi fantasma y solicitarle agua y hasta el buche de café. A ver como me va. Esta casa parece no estar donde está, algo comprenderé en Comala.

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