La voz en la calle es que si uno hace una iglesia el flujo de dinero será una de varias bendiciones colaterales. Se pregona, del mismo modo, que la libertad de culto permite que hagamos cosas so color de nuestra fe que a los simples mortales les pueden estar vedadas.
Para el Tribunal Supremo “la libertad de culto escrita en nuestra Constitución patrimonio del ser racional y derecho inalienable del hombre a cumplir lo que crea ser su obligación de conciencia ante el misterio de la vida”...
Santificando las fiestas nos santificamos nosotros mismos. Es justo y necesario, es nuestro deber y salvación alejarnos de esos caminos trazados por Satanás para distraer las juventudes que sumergidos en su pecado únicamente socializan mediante sus aparatos electrónicos. Así nos ayude dios...a vencer los códigos de orden público y otros sacrilegios análogos.
Vas a tener que proponer algo que hacer con los cerdos porque ya se pusieron a apalear a los feligreses de la avenida universidad y el templo del Ocho de Blanco. Dios nos coja confesa'os.
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