jueves, 10 de diciembre de 2009

Barcos

Rubén Sánchez hace el papel del indignado pueblo. Sus arrebatos de cólera, en el escabeche de una retórica de asombro e impotencia, cubren superficialmente las faltas de un periodismo que se sostiene de la improvisación más irresponsable. El tipo de los puertos se lo dijo esta mañana y le engancharon el teléfono. Ahí está, la noticia de la hora. El periodista estrella no contesta preguntas en su programa. Pasamos a un anuncio que leen y releen como si fuese una noticia. Ahora la noticia positiva, cinco segundos después, otro anuncio. Terminó un ciclo. Recuerde, está escuchando WKAQ 580, expertos en análisis y noticias. Pasamos a burlarnos del gobierno porque el crucero no entró al puerto, o sea, volvemos a la gran noticia de la hora.

Un momento. De yates y cruceros sabe nuestro gobierno y nos informa nuestra prensa. Ayer ENDI reseñaba la llegada de un yate gigante de algún magnate del medio oriente. El secretario de estado, haciendo sus funciones de política internacional, anunciaba que el puerto para esos mega-botes sería ampliado. Otra noticia positiva. Los ricos del mundo tienen un sitio decente para descargar la mierda de sus botes y comprar gasolina para seguir el camino a puertos ricos de verdad. Se cree que la venta de gasolina afectará positivamente la economía del país.

Volvemos al crucero que por grande no entró al muelle. La gente se quedó sin bajarse del barco a comprar camisetas con monos e iguanas que dicen San Juan. Se jodió la economía. Las chancletas hechas en china, los sapitos verdes y las toallas de mujeres en g-string no se vendieron tampoco.

Aquí va otra noticia. Vivimos en el subdesarrollo. Los barcos grandes no entran, los medianos desembarcan en algún puerto cochambroso pero presto a remodelación y los niños, por allá en Villas del Sol, tienen que esperar a que llueva para poder echar a navegar sus barquitos de papel.

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