Panamá

Panamá tiene su Fortuño. Reportan los periódicos que se eligió ayer a Ricardo Martinelli, uno de los cien millonarios más millonarios de la vecina república. El País señala lo siguiente:

“Tres factores parecen explicar el viraje en el voto. Por un lado, el descontento provocado por la subida de los precios y por una criminalidad rampante. Por otro, la vibrante campaña de Martinelli, que ha sabido conectar con las inquietudes sociales. Y, por último, el rechazo que genera Balbina Herrera, de 54 años, veterana política, ex alcaldesa de la capital y ex ministra de Vivienda, lastrada por sus vínculos con el ex dictador Manuel Antonio Noriega, hoy preso en Estados Unidos.”

En resumen, eso es como ganarle a un candidato acusado de corrupción, en un momento de desbarajuste económico y con retóricas populistas de pan, tierra, estadidad, seguridad, libertad y progreso.

Lo que me llama la atención, sin embargo, es la polarización que hace la prensa entre candidatos de izquierda y de derecha. Polarización enteramente necesaria en estos tiempos y enteramente ausente de nuestro debate nacional. Aquí la mayor abstracción es una cuestión de colores que nada dice y que nada propone. Mientras tanto, el gobierno azul parte y reparte como ambidiestro -o como manco- porque no sabe si ser conservador como el gobernador, populista como el presidente del senado o aburrido y triste como el programa de Sergio Peña Clos en WKAQ.