martes, 29 de septiembre de 2009

Catalina

El problema es la fortaleza. Desde 1540 hasta hoy han pasado por allí 169 gobernadores y una gobernadora. La mansión ejecutiva representa el cenit político de cualquier mequetrefe que trata de hacer de la politiquería un modo de vida. Y aunque uno pueda pensar que lo que atrae es la buena localización y el lujo de tener parking en el Viejo San Juan, la realidad es otra.

Los gobernadores del país viven donde les toca vivir. En su lugar. Alguien se encargó de llamar las cosas (o en este caso las casas) por su nombre. Tal vez el diccionario. Vaya y busque el suyo a ver si define catalina como excremento humano.

Debe ser un arduo sacrificio por el país vivir en el Palacio de la Santa Mierda.

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