viernes, 25 de septiembre de 2009

Oiga

La aduana es una idea de alguien puesta en práctica. Los pasaportes son lo mismo. Ficciones que terminan por imponerse, determinan la estabilidad emocional de los seres humanos. Hasta aquí o hasta allá. Las canciones son ideas de alguien empapadas en música. Los conciertos son lo mismo.

Cuba es la última frontera caribeña. El guaguancó es celoso custodio de la isla. Calle 13 se escucha en la Habana. La música boricua permea el comunismo cubano. Olga, Don Omar, el Daddy, Wisin y Yandel, Marc Anthony, el Gran Combo. El malecón baila al ritmo de borinquen.

La trova cubana está viva, la canción de protesta se reinventa. La libertad de expresión conoce las guitarras y conoce las gargantas. Ni Juanes ni Miguel Bosé inventaron la rueda.

Nadie se deje llevar por un concierto. Cuba conoce esa música, conoce esos artistas. Nosotros, en cambio, fuera de los “usual suspects” poco conocemos de la canción cubana, de sus letras, de su expresión. Cuba hace rato está abierta al mundo. Nosotros no estamos abiertos a Cuba. Ya lo dijo el tal Cristo: el que tenga oídos para oír, que oiga.


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